¿Es importante el matrimonio en el siglo XXI?
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Antes de contestar esta pregunta, debemos tener en cuenta algunas escrituras de la Palabra de Dios:
Mateo 5.18 “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.”
Lo que en español se tradujo como “ley”, en hebreo es la palabra Toráh (תּוֹרָה – Strong 8451) cuya traducción más correcta es “instrucción”. Toráh también es el nombre dado a los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis (Bereshit), Éxodo (Shemot), Levítico (Vayikrá), Números (Demidbar) y Deuteronomio (Devarim). La “ley de Dios” es nuestro libro de instrucciones para la vida, es el marco moral que nos dio el Creador para poder vivir de forma segura y en paz, diferenciando el bien del mal, hecho para nuestro propio beneficio, al igual que los padres dan instrucciones y normas a sus hijos desde pequeños.
Hebreos 13.8 “Jesucristo (Yeshúa Hamashiaj) es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”
Podemos concluir que, al seguir existiendo el cielo y la tierra, y siendo nuestro Mesías el mismo durante toda la Historia, su palabra sigue vigente.
La Palabra de Dios inicia explicándonos los orígenes del universo y la humanidad. Antes de que el hombre conociera la maldad al comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios le dio la clara instrucción de formar una familia, compuesta por un hombre y una mujer para multiplicar la especie y tener autoridad y dominio sobre los animales de la creación. El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, a diferencia de los animales. La creación del hombre es distinta a la de las bestias del campo. No somos “mamíferos evolucionados”. Somos una creación diferente.
Génesis 1.27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
Al principio de la Creación vemos que Dios diseñó al ser humano con solamente dos sexos: varón y hembra. Cada uno con un propósito específico y funciones diferentes que cumplir en la tierra. “Fructificad y multiplicaos” fue la primera instrucción dada al primer matrimonio de la humanidad.
En el capítulo 2 de Génesis vemos cómo Dios instituye el matrimonio. La unión de Adán y Eva no fue ideada por ellos mismos; no se encontraron por casualidad en el huerto de Edén y decidieron estar juntos, fue un diseño intencional hecho por el Creador para que así, en familias compuestas por hombre y una mujer, se poblara la Tierra.
Génesis 2.18 “Y dijo Yehová (o Yahue) Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19 Yehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Yehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Yehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”
Lo primero de la Creación que Dios señala como “no bueno” es que el hombre esté solo, esto junto con saber que Dios toma del costado de Adán parte de su misma carne para formar a su mujer, nos señala que existe una tendencia totalmente natural y diseñada por el Creador a buscar un complemento, una ayuda idónea para compartir los años de vida que nos son concedidos.
Génesis 4.1 “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín […]”
La palabra que la Biblia usa para describir la unión física entre Adán y Eva es “conocer”, en hebreo (יָדַע) Yadá (Strong 3045), que literalmente significa “conocer, saber”. Lo curioso es que esta misma palabra se aplica en nuestra relación con el Eterno.
Oseas 6.3 “Y conoceremos (הוְנֵדְעָ֣ venedeah – strong 3045), y proseguiremos en conocer (לָדַ֙עַת֙ ladaat – Strong 3045) a Yehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”
Proverbios 1.23 “Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber (האוֹדִ֖יעָ odiyah – Strong 3045) mis palabras.”
La unión física diseñada por el Eterno para la multiplicación de la especie humana, reservada para el matrimonio, es mucho más que “sexo”. La sexualidad en el matrimonio no tiene solo un componente carnal, sino que además busca la intimidad, el conocimiento profundo y exclusivo entre dos personas que se han comprometido a seguir amándose y respetándose por el resto de sus vidas. Es una imagen que nos señala hacia la relación cercana e íntima que la Iglesia debe tener con el Creador y Mesías.
Mateo 9.14-15 “Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 15 Yeshúa les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.”
Mateo 19.3-9 “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4 Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. 7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
Efesios 5.22-33 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.”
En el pacto del matrimonio hombres y mujeres tienen responsabilidades y obligaciones. Vemos que el amor es una parte fundamental de la relación que debe existir entre ambos. Pero ¿cómo definimos el amor? ¿es sólo un sentimiento?
Amor en hebreo es “Ahavá” (אַהֲבָה – strong 160), que se compone de tres letras hebreas básicas. Estas tres letras en realidad se dividen en dos partes: una base o raíz, cada una de dos letras, y la primera letra, que es un modificador. El significado de la base de dos letras, es “dar”. La letra “aleph א”, que precede a estas dos letras, modifica el significado de la palabra base, “dar”. El significado de “ahavá”, es “yo doy” y también “amor”. “Amor” implica una acción.
Juan 3.16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” En este versículo vemos un claro ejemplo de lo que implica el amor: una acción voluntaria y consciente de dar. Como hijos de Dios, lo más valioso que podemos dar a quienes amamos es el conocimiento de quién es el Mesías.
El apóstol Pablo intenta explicar el concepto hebreo del amor a los griegos de Corinto en su carta:
1 Corintios 13.1-13 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
Una persona egoísta, avara, rencillosa, hiriente, ególatra, impaciente, irritable, rencorosa, injusta, entre otras cosas, no ha entendido quién es el Creador ni cómo debe relacionarse con amor hacia su prójimo. Si esta persona se une en matrimonio, generará dolor en su cónyuge, ya que no ha entendido qué es el amor: una acción constante de dar. El matrimonio fue diseñado como una representación del Mesías y la Iglesia, para ser un ejemplo de fidelidad, respeto, compromiso y amor bajo los cuales los hijos puedan crecer imitando el ejemplo de sus padres, quienes aman y obedecen al Eterno, y les muestran el amor de Dios de forma más cercana, y así su descendencia también vivirá bajo ese mismo ejemplo.
Antes de contraer matrimonio debemos preguntarnos si nosotros y nuestro futuro cónyuge cumplimos con lo que necesita un buen matrimonio para funcionar. Si ya estamos casados, pero nuestro matrimonio no refleja el amor del Mesías por su Iglesia, debemos mejorar nuestra relación con Dios y pedirle que nos ayude a cambiar para ser cada día más como Él.
Durante décadas, Satanás -el opositor, “hasatán” (הַשָּׂטָ֖ן – strong 7853) en hebreo- ha destruido la verdadera imagen de la sexualidad humana, degradándola a un simple instinto físico, sin diferenciarla de los instintos propios de los animales. La ha rebajado a un acto meramente físico, sin ninguna conexión emocional o espiritual hacia la otra persona involucrada. Ha expuesto a miles de personas en pantallas a hacer en público un acto que fue diseñado para ser íntimo y privado, entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio bajo la mirada de Dios y los hombres, y las nuevas generaciones han aprendido de esa fuente de desinformación, no de la Biblia.
Cada día la juventud se vuelve “sexualmente activa” a más temprana edad, creyendo erróneamente que mientras más “experiencia y sensualidad” tenga una persona, desarrollará una vida sexual más completa y gratificante en la adultez. Lo que ignoran es que alejarse del diseño del Eterno para la sexualidad solo genera depresión, descontento y desilusión. Les han dicho que con el tiempo el amor se va, que se acaba la pasión y que la solución es cambiar de pareja, perdiendo de vista totalmente la profunda conexión e intimidad que se desarrolla con el conocimiento completo del cónyuge a través de los años.
Lo que Dios diseñó para nuestro beneficio se debe manejar en los tiempos que Él determinó. Pensemos en un ejemplo: el fuego. Nos permite cocinar, calentarnos, crear herramientas, etc. Es una herramienta muy valiosa a nuestro alcance y que genera muchos beneficios para nuestra vida diaria. Entonces si es bueno y útil, ¿por qué no le damos el manejo del fuego a un niño de 2 años? Porque no está preparado para manejarlo. Al igual que el fuego, las relaciones sexuales son necesarias y buenas en su correcto tiempo y contexto: el matrimonio.
La degeneración moral que vemos hoy ocurre al alejarnos del diseño del Altísimo, sobre todo en el ámbito sexual: al destruir el matrimonio (la imagen del Mesías y la Iglesia), los hijos no son guiados bajo la autoridad de una familia que respete y obedezca al Creador, y cada uno hace lo que bien le parece.
Veamos otro ejemplo bíblico de un matrimonio:
Génesis 24:
1 Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Yehová había bendecido a Abraham en todo. 2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, 3 y te juramentaré por Yehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; 4 sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. […]
10 Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11 E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. 12 Y dijo: Oh Yehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. 13 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14 Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea esta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
15 Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. 16 Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. 17 Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. 18 Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. 19 Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber (un camello sediento puede beber 135 litros de agua en 13 minutos). 20 Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. 21 Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Yehová había prosperado su viaje, o no. 22 Y cuando los camellos acabaron de beber (aproximadamente 1350 litros de agua), le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo (6 grs.) , y dos brazaletes que pesaban diez (110 grs.), 23 y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? 24 Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25 Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. 26 El hombre entonces se inclinó, y adoró a Yehová, 27 y dijo: Bendito sea Yehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Yehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. 28 Y la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas. […]
60 Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos. 61 Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue.
62 Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. 63 Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. 64 Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; 65 porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. 66 Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre (hacía 3 años).”
En la historia de Isaac y Rebeca vemos lo que ellos necesitaron para casarse: la bendición de ambas familias y estar bajo la autoridad del Eterno.
La “boda” y la institución del “matrimonio” no son lo mismo. En este siglo la humanidad ha cambiado totalmente el concepto original del matrimonio y lo ha rebajado a ser “la unión de dos personas ante la ley” independiente de su sexo, celebrando bodas enormes con cientos de invitados y miles de dólares en gastos, comprometiéndose hasta que el divorcio los separe. Como muchas otras cosas, han convertido el matrimonio en un negocio lucrativo totalmente alejado del propósito que diseñó Dios.
Hoy, para una pareja de solteros que reconocen a Yehová (יהוה El Eterno) como Dios y a Yeshúa (יֵשׁוּעַ Salvación) como el Mesías, una ceremonia ante Dios con testigos para unir sus vidas en matrimonio es suficiente como testimonio y compromiso público a ser fieles hasta que la muerte los separe, al igual que el bautismo es la confirmación pública de que confesamos a Yeshúa como nuestro salvador y Mesías.
El Señor nos dice que debemos “dar al César lo que es del César”, por lo que si no hay impedimento legal que nos prohíba firmar los documentos que los gobiernos han denominado “matrimonio civil”, deberíamos realizar esa ceremonia también para fines legales.
Desde hace décadas las parejas se limitan a “convivir” hasta que tienen un desacuerdo y cambian de persona una y otra vez, sin compromisos, sin responsabilidades, sin amor, dejando de por medio niños dañados que crecen y repiten los errores de sus padres.
¿Qué pasa si una pareja que convive o está legalmente casada se convierte al Señor después de estar unidos?
1 Corintios 7.10-24 “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. 12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. 14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. 15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. 16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? 17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. 22 Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.”
Respondiendo a la pregunta inicial ¿es importante el matrimonio en el siglo XXI?, la respuesta es sí. El Creador nos dio instrucciones y ejemplos que debemos seguir para que nos vaya bien, para que sean de bendición en nuestra vida y seamos de bendición a otros. Estas instrucciones son eternas, así como el Creador es eterno.
Santiago 4.17 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”
Bendiciones.
Nota: para este estudio se utilizó la versión de la Biblia en español Reina Valera 1960.