La fiesta de los Tabernáculos
La fiesta de los Tabernáculos este 2022, desde el 12 al 19 de octubre:
Días Santos: 12 y 15 de octubre, más el Último gran día (19 de octubre)*
Primer día: 12 de octubre (día Santo)
Desde la puesta de sol del martes 11 de octubre, hasta la puesta de sol del miércoles 12.
Séptimo día de la semana: sábado 15 de octubre (reposo semanal)
Desde la puesta de sol del viernes 14 de octubre, hasta la puesta de sol del sábado 15.
Último gran día: 19 de octubre (día Santo)
Desde la puesta de sol del martes 18, hasta la puesta de sol del miércoles 19.
(*) Los días Santos comienzan a la puesta de sol del día anterior, es día de reposo.
La historia de los Tabernáculos comienza cuando El Eterno (יְהוָֹה: YHWH, Yehová o Yáhue) habla a Moisés desde el monte Sinaí, pasemos a Éxodo 3.4-10 (RVR60) “4Viendo Yehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! […] 5Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7Dijo luego Yehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores (opresores); pues he conocido sus angustias, 8y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel[…]9El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.”
Para sacar a su pueblo de Egipto, que representa el pecado, El Eterno primeramente envía diez plagas que dejarían muy desacreditados a los dioses egipcios de la naturaleza, entre ellos el sol, y como los faraones fueron considerados seres casi divinos durante las primeras dinastías, pues eran identificados como hijos del dios solar Ra, la muerte del primogénito del faraón significó un golpe tan duro para la moral egipcia que faraón tuvo que decir “[…]Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Yehová, como habéis dicho.32Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.” Éxodo 12.31-32.
Para más información sobre las diez plagas de Egipto, vea: El Éxodo decodificado
La Fiesta de los Tabernáculos, en hebreo ḥaḡhassukkôṯ, “fiesta de las Cabañas” (Levíticos 23.34; Deuteronomio 16.13), o ḥaḡḥā˒āsı̂f, “fiesta de la Siega” (Ex. 23.16; 34.22)[1], representa el fin de los gobiernos humanos y el establecimiento definitivo del Reino de Dios aquí en la Tierra. Simboliza el fin de las mentiras e injusticias con las que el diablo ha gobernado el planeta. “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.” (Isaías 3.12)
Para esta fiesta en Palestina es otoño, período de la gran cosecha, equivalente a la gran cosecha de seres humanos que seremos salvados del error y horror en que actualmente vivimos.
Para que Israel llegara desde Egipto a la tierra prometida tenía que recorrer un camino que le tomaría cuarenta días, pero terminó demorando cuarenta años. El apóstol Pablo nos da las razones de tan incomprensible demora: “1Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5Perode los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. 6Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. 7Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. 8Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 14Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. 15Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. 16La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 18Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? 19¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? 20Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. 21No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. 22¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?” (1 Corintios 10.1-22). Si realmente queremos dejar atrás el pecado tenemos que salir de Egipto, de esta Babilonia religiosa en la que el diablo tiene atrapados a los tibios y relajados. El primer paso es salir de corazón; el segundo paso es decir “yo y mi casa servimos al Eterno”; el tercer paso es dedicar diariamente un tiempo para escudriñar las escrituras, orar tres veces al día (al levantarse a las 15 horas. Y al acostase); el cuarto es poner por obra lo aprendido; finalmente debe salir de Egipto.
Hay similitudes entre la salida del pueblo de Israel de Egipto hacia la tierra prometida y nuestra peregrinación al Reino:
- Debemos notar que Israel clamó para salir del pecado (Egipto)
Es lo que nosotros debemos hacer para conocer al Señor Yeshúa (Jesús) y salir del pecado.
- Fueron protegidos por el Señor.
Es lo que de inmediato hace el Señor cuando lo aceptamos.
- Fueron bautizados.
Es nuestro testimonio público de nuestra muerte al pecado.
- Comieron del alimento espiritual (Maná)
“Este es el pan que descendió del cielo (Yeshúa); no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.”(Juan 6.58)
- Bebieron de la roca espiritual (Cristo)
“[…]mi sangre es verdadera bebida.” (Juan 6.55)
- De la mayoría no se agradó Dios
Como en la actualidad.
Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, por lo que no podemos cometer los mismos errores. La mayoría de ellos no entró a la tierra prometida por codiciar cosas malas, por idolatras, por fornicarios, por tentar al Señor, por murmuradores y mal agradecidos. Si nosotros cometemos las mismas faltas ¿cree usted que el Señor nos va a admitir en Su Reino?
Uno de los errores garrafales que ha cometido la “cristiandad” es olvidarse de los días de reposo, remplazarlos por fiestas idolátricas paganas y no entender que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; por eso el apóstol Pablo nos advierte:“[…]no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. 21No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.” Navidad, Semana Santa, Halloween, etc. Lea: Día de San Valentín
Sería de gran beneficio dejar la vanagloria y hacer lo que el Señor nos manda: “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo.” (Mateo 24.20) “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” (Lucas 21.36) “Por tanto, así dijo Yehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” (Jeremías 15.19)
Si realmente queremos agradar al Señor, comencemos obedeciendo sus mandamientos, leamos Levítico 23.33-44 “Y habló Yehová a Moisés, diciendo: 34Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los Tabernáculos a Yehová por siete días. 35El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 36Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Yehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Yehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.37Estas son las fiestas solemnes de Yehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Yehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo, 38además de los días de reposo de Yehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Yehová. 39Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Yehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo (Fiesta del Último Gran Día). 40Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Yehová vuestro Dios por siete días. 41Y le haréis fiesta a Yehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 42En Tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en Tabernáculos, 43para que sepan vuestros descendientes que en Tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Yehová vuestro Dios. 44Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Yehová.”
Debemos advertir que Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un sólo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios e intercede por nosotros, por lo que ya no es necesario hacer los sacrificios que se hacían antes, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados realmente, es sólo un símbolo (Hebreos 10) La circuncisión tampoco está vigente, ya que el bautismo es su equivalente (Gálatas 5 / Romanos 4 / Colosenses 2); el Señor ya lo había advertido a Israel en Deuteronomio 10.16 “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.”
Es muy importante entender que estas enseñanzas son sólo sombra de lo que ha de venir; el mismo apóstol Pablo lo confirma en 1 Corintios 13.12 “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”
Pero el hecho que estas enseñanzas sean sombras de lo por venir, no quita que en el presente sean la luz más potente que encontraremos en la Tierra, porque el propósito de la escritura es que aprendamos a amar, requisito indispensable para estar con el Señor, pues Dios es Amor, pasemos a 1 Juan 4.7-8 “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” (1 Juan 5.3)
El comienzo del milenio está muy próximo, Oseas nos revela que después de la resurrección pasarán 2.000 años y el Señor nos resucitará, pasemos a Oseas 6.2 “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.” / “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3.8) / (Salmos 90.4)
Esta selección de escrituras nos da una idea del Reino que nos espera.
Isaías 11.6-9 “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Yehová, como las aguas cubren el mar.”
Isaías 65.21-25 “Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Yehová, y sus descendientes con ellos.24Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Yehová.”
Isaías 2.2-4 “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Yehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. 3Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Yehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yehová. 4Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.”
Apocalipsis 19.9-20.15 “Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. 10Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Yeshúa. Adora a Dios; porque el testimonio de Yeshúa es el espíritu de la profecía. 11Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 17Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 18para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 20Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 21Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos. Apocalipsis 20 “1Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. 4Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Yeshúa y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.7Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, 8y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. 9Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 10Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. 11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
Es increíble que al final del milenio, en un mundo maravilloso, en el Paraíso gobernado por el Rey de Reyes y Señor de Señores, ayudado por los reyes y sacerdotes, es decir nosotros, el diablo haya podido engañar y convencer a las naciones y a una cantidad de seres humanos cuyo número es como la arena del mar, de atacar a los santos y rodear el campamento de ellos y la ciudad amada, Jerusalén.
Tal vez usted piense que las Fiestas Santas no son importantes, que son fiestas del pasado que hoy no están vigentes y que han sido remplazadas por la navidad, semana santa u otras que estarían más acorde con la moda de esta época, pero no se engañe: estas Fiestas Santas están vigentes y estarán vigentes durante el próximo milenio, pasemos a Zacarías 14.9-21 “Y Yehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Yehová será uno, y uno su nombre […] 11Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente […] 16Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Yehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 17Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Yehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. 18Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Yehová herirá las naciones que NO SUBIEREN A CELEBRAR LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS. 19Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que NO SUBIEREN PARA CELEBRAR LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS. 20En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A YEHOVÁ; y las ollas de la casa de Yehová serán como los tazones del altar. 21Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Yehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Yehová de los ejércitos.”
Esperamos haber sido de bendición para su vida. Para finalizar daremos todo honor y toda honra a Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la Tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. (Apocalipsis 1.5-6)
Bendiciones.