La Trinidad es sólo otro ardid del Concilio de Nicea
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Debemos dejar en claro que La Comunidad de la Biblia tiene por norma no interpretar escrituras, y no pensar más de lo que está escrito (1 Corintios 4.6) Nuestros estudios han sido concebidos escudriñando las escrituras; esto implica de rodillas y en oración suplicar al Padre en el nombre de Jesús de Nazaret, para que a través del Espíritu Santo nos ayude a entender las cosas fáciles o difíciles (2 Pedro 3.16)
A la fecha no hemos encontrado la palabra “Trinidad” en la Biblia; la doctrina explícita o implícita NO aparece en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento y para nosotros si no está en la Biblia, la Trinidad carece de fundamento serio.
La explicación bíblica más sencilla la encontramos en Juan 1:
Juan1. 1-4 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Como Jesús de Nazaret es EL VERBO DE DIOS (Apocalipsis 19.9-13), para entender mejor este pasaje vamos a remplazar “el verbo” por “Jesús”.
Juan 1 “1 En el principio era Jesús, y Jesús era con Dios, y Jesús era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Juan 1.5-13 “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (los judíos que no lo aceptaron). 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Para entender mejor este pasaje vamos a remplazar “luz” por “Jesús” (Juan 8.12)
“5 Jesús en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra él. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de Jesús, a fin de que todos creyesen por él. 8 Juan (él) No era Jesús, sino para que diese testimonio de Jesús. 9 Aquel Jesús (Luz Verdadera), que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo (Israel) vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Juan 1.14-15 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.”
Para entender mejor este pasaje vamos a remplazar “el verbo” por “Jesús”
“14 Y Jesús fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. ”
Jesús significa “Yáhue Salva”. Para poder entender mejor estos versículos, remplazaremos Jesús por “Yáhue” (entendiendo que es Yáhue Salva). Con estas equivalencias, leamos nuevamente Juan 1:
Juan 1 “En el principio era Yáhue (YHWH), y Yáhue (YHWH) era con Dios, y Yáhue (YHWH) era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres…5 Yáhue (YHWH) en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra Él. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de Yáhue (YHWH), a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él Yáhue (YHWH), sino para que diese testimonio de Yáhue (YHWH). 9 Aquel Yáhue (YHWH) (Luz Verdadera), que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Yáhue (YHWH) fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1.1-14)
Ahora podemos entender por qué Juan El Bautista, siendo seis meses mayor que Jesús (acorde con Lucas 1) dice: “Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo” (Juan 1.15) El Señor comienza su ministerio después que Juan el Bautista y físicamente el Señor Jesús nace seis meses después, pero El bautista con esta declaración reconoce que Jesús ha existido siempre y que es el Eterno (YHWH) El mismo Señor confirma esto a los fariseos: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY” (Juan 8.56-58), Éxodo 3.14: “Y respondió Dios a Moisés: […]Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”
Jesús es Hombre
El padre de Jesús es Dios y no un hombre, y el hecho que el Señor nazca de una virgen y pueda morir lo hace ser uno de nuestros semejantes, pero libre de pecado: ¿podríamos por esto decir que Jesús no es hombre, porque fue concebido por Dios y sin pecado? ¡De ninguna manera! Primero porque Adán también fue creado por Dios y libre de pecado; recordemos que Adán fue hecho a la imagen y semejanza del Creador (Génesis 1.26-27) es decir, como alma viviente dotado de razón y libre elección y con la posibilidad de alcanzar la vida eterna; en palabras simples: Adán es una imagen del Dios invisible. Y segundo, porque Jesús cumplió con todo lo que un hombre hace desde su concepción hasta su muerte. Jesús como cualquier hombre mortal podía negarse a cumplir la voluntad del Padre y no morir crucificado por nosotros, pero se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filipenses 2.6-9) Jesús como hombre murió. Por lo tanto cuando Jesús actúa como hombre no es Dios sino hombre, porque Dios es Eterno y no puede morir.
Jesús es Dios
Ahora, si el padre de Jesús de Nazaret es Dios y no un hombre ¿Podemos negar que Jesús sea Dios? ¡De ninguna manera! Cuando el Señor, la piedra de tropiezo y roca de caída (Salmos 118.22-23 / Isaías 28.16 / Romanos 9:33), dijo “Yo y el Padre uno somos”, los judíos tomaron piedras para matarle (Juan 10:30-32); ellos no soportaban sus declaraciones: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11.27)
Nuestra mente es limitada y finita, por lo que usualmente restringimos el concepto de imagen a lo conocido; la idolatría diabólica de los humanos, que nos creemos dioses y creamos imágenes conforme a nuestra semejanza, es una muestra de ello: los fundamentos del degradante y diabólico relativismo religioso, con divinidades sin carácter diluida entre varios intermediarios y sometida a nuestros caprichos y deseos, son ideales para desarrollar el ecumenismo y/o la nueva era.
Recuerde que la bestia posiblemente se clonará para tener su propia imagen de veneración. Lea: La Fiesta de Expiación
Debemos comprender que así como Adán era una imagen de Dios autónoma, que podía razonar y escoger libremente entre la vida y la muerte, el postrer Adán, La Imagen que Dios hizo de SÍ MISMO, es ciertamente menor que Él MISMO, obviamente porque así fue creada Su Imagen. Cuando queremos ver que Jesús es Dios, no podemos ser como los fariseos: ellos pedían señales y cuando el Señor se las daba las negaban o las atribuían a Beelzebú (Marcos 3.22) Jesús, Unigénito del Padre, es el resplandor de Su Perfección, la Imagen misma de Su Sustancia, quien mantiene todas las cosas con la palabra de Su Potestad y es digno de adoración, como lo entiende el ciego de nacimiento (Juan 9.1-38) y como lo afirma el Señor: “a YHWH Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Deuteronomio 6.13 / Mateo 4.9-10)
Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, nos muestra del Padre Su Eterno Amor, Su Misericordia, Su Sabiduría, Su Fidelidad, etc. Estos atributos del Padre Eterno son independientes del cuerpo físico, no murieron con el cuerpo de Jesús, estaban presentes desde antes de la fundación del mundo y seguían presentes cuando Jesús resucitó en cuerpo físico antes de subir al tercer cielo para ser glorificado, pues seguía siendo la imagen del Padre. En palabras simples: Si Dios fuera hombre sólo podría ser Jesús de Nazaret, porque Dios es el único que da vida (Apocalipsis 5): “Así también está escrito:[…]el postrer Adán, espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45)
La primera señal para la humanidad de la introducción del Mesías, la imagen de Dios, es que una virgen concibió sin la intervención humana, por lo que también El Ungido es uno de nuestros semejantes, una imagen de hombre pero libre del pecado original, tal como Adán, alma viviente, cuando fue creado. La imagen de Dios a escala humana, el postrer Adán, el espíritu vivificante (1 Corintios 15.45), fue completamente autónomo tal como lo fue Adán; su nombre, Emanuel (DIOS CON NOSOTROS), creció y se desarrolló en una familia humana normal, con padre, madre y hermanos humanos; reía, lloraba, comía mantequilla y miel, aprendía a desechar lo malo y escoger lo bueno. Fue despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto, y estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Salmos 2.4 / 37.13 / Isaías 7.14-16 / 53.1-12)
Distintas funciones ha tenido Dios a lo largo de la historia:
- Antes de la creación, estuvo en el diseño de todo lo que conocemos: Elohím Yáhue.
- En el Paraíso: YHWH (Yáhue), NO es el Padre, pues “A Dios (al Padre) nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18) Adán vio a YHWH; pasemos a Génesis 3.8-10: “8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba (Andando) en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia (de la faz) de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” Implica que Adán y Eva en YHWH vieron la imagen del Padre que ellos por sus limitaciones no podían percibir.
- Malkí-tzédek Rey de justicia: Sumo Sacerdote Melquisedec (Rey de Salem, esto es, Rey de paz.) (Génesis 14.17-20 / Hebreos 7.2)
- En Israel: Jesús (Yáhue Salva), el Mesías, la imagen humana del Padre.
- En la nueva Jerusalén: tendrá un nuevo nombre, una nueva función (Apocalipsis 3.12)
- Al final, el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. Esto lo aclara 1 Corintios 15.22-28: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.”
Resumiendo:
El Señor nos puede instruir indistintamente como el Hijo del Hombre, como Hijo de Dios o como DIOS mismo: una función no excluye a la otra, no hay contradicción.
Algunas escrituras:
Juan 14:5-9 “Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie VIENE al Padre, sino por mí. 7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que ME HA VISTO A MÍ, HA VISTO AL PADRE; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”
Filipenses 2.5-11 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a SÍ MISMO (a Él mismo), tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a SÍ MISMO, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Hebreos 1.1-6 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo (Igualmente) hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de SÍ MISMO, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. 5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? 6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.” (La Adoración solo se la da a Dios; Mateo 4.10 / Deuteronomio 6.13)
Hebreos 1:7 “Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. 8 Mas del Hijo dice: Tu trono, OH DIOS, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. 9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. 10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. 11 Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, 12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.”
Colosenses 1.15-20 “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. En los cielos bajo el altar se encuentran descansando las almas de los que murieron por la palabra de Dios y necesitaban ser sellados por el Espíritu Santo (Apocalipsis 6.9-11) Lea: Muerte, lo que Pasa Cuando Morimos
Filipenses 2.1-10 “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra.” Lea: Jesús
Espíritu Santo
El Espíritu Santo lo tienen sólo los que se arrepienten y aceptan la sangre y el sacrificio de Cristo (Romanos 8.9): si usted no tiene el Espíritu, no puede entender las cosas de Dios. Pasemos a 1 Corintios 2.10-16: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
La gran comisión es: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” (Mateo 28.19) Queda claro que Padre, Hijo y Espíritu Santo son distintos: si fueran iguales el bautismo sería en el nombre del Padre o en el nombre del Hijo o en el nombre del Espíritu Santo. El bautismo no está completo si no se hace en los tres nombres; pasemos a Hechos 8.14-16 “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.” Así dice el Señor “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12.31-32) Si el Señor dice claramente que ofender al Hijo es perdonable pero que ofender al Espíritu Santo no tiene perdón: ¿Por qué tenderíamos que aceptar la idea de un emperador del Imperio Romano por sobre la palabra del Señor? La Trinidad es sólo otro ardid del Concilio de Nicea en 325 d.C. desde la zona geográfica donde el Señor nos advierte que mora y tiene su trono Satanás.
Así como el espíritu del hombre da vida al hombre, el Espíritu Santo da vida a los Santos (Santiago 2.26)
La trinidad es una adaptación de la explicación politeísta humana que tiende a limitar a nuestro Dios. El apóstol Pablo nos revela claramente quién es el Padre: “para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” (Hechos 17.27-28) Es decir, El Padre es todo y un ser humano simplemente con sus sentidos no lo puede ver. Él es: Amor, Santidad, Perfección, Espíritu, Justicia, Misericordia. Él es: Celoso, Creador, Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente, Infinito, Eterno. Él sustenta la materia con Su Palabra. La luz, las plantas, los animales, el universo, el hombre, las partículas detectadas que existen por una millonésima de segundo, todo lo conocido, sean dominios, principados, sean potestades; y lo desconocido. El sustenta el cuerpo físico y en los santos el Espíritu Santo.
La Comunidad de la Biblia reconoce a Jesús de Nazaret como nuestro Dios y Señor, “para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (Juan 5.23)
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9.6)
La Trinidad y Concilio de Nicea en 325 d.C.
La complicación que presenta la trinidad, es que no es una definición bíblica y para nosotros si no está en la Biblia esta definición carece de fundamento. Por la historia sabemos que desde la antigüedad existe el politeísmo y tríadas de dioses, tal vez por el carácter místico que algunas culturas asocian al número tres. En la India existe un concepto parecido: la trimurti. Por su parte, el filósofo griego Platón concibió una cosmología compuesta por tres realidades: Dios, ser absoluto y causa primera; Logos, o razón universal y Anima Mundi, alma universal emanada de Dios que anima y gobierna el mundo visible (algo así como el concepto de la nueva era o el de la fuerza en “La guerra de las galaxias”); en otras ocasiones, la trinidad platónica es descrita como las ideas de Bien, el resto de ideas inteligibles que proceden del Bien, y las ideas materializadas o mundo visible.
La doctrina de la Trinidad se desarrolló gradualmente durante varios siglos y a través de muchas controversias. El primer Concilio ecuménico se celebró en el año 325 en Nicea (actual Iznik), ciudad de Asia Menor, en el territorio de la actual Turquía, de la cual recibe el nombre el conocido Concilio de Nicea I. Fue convocado por el emperador Constantino I el Grande, por consejo del obispo San Osio de Córdoba. Desde el Concilio de Nicea, la doctrina de la Trinidad tomó la forma que ha mantenido desde entonces substancialmente. No debemos pasar por alto que Nicea se hallaba situada en el noroeste de Asia Menor (actual Turquía) El Señor nos advierte que en esta zona mora y tiene su trono Satanás (Pérgamo, Apocalipsis 2.13); en esta zona el año 325 d.C. el Emperador romano Constantino, no mucho después del reconocimiento del cristianismo, ordenó que los tribunales de justicia obligaran a los moradores de la cuidad y artesanos a reposar “en el venerable día al sol” (Enciclopedia Americana, edición 1969, vol. XXVI artículo “Domingo”, p.32) En el concilio de Laodicea, en el 364 d.C. se decretó el siguiente edicto: “Los cristianos no deben judaizar ni estar ociosos el sábado, sino que deben trabajar en ese día; pero el día del Señor (así se referían al domingo “el venerable día al sol”) deben honrarlo especialmente y, siendo cristianos, deben abstenerse en lo posible de trabajar ese día. Si a pesar de todo se les encuentran judaizando, serán expulsados de Cristo.” (Rev. Charles Hefele, Historia de los concilios de la Iglesia, Vol. II, pág. 316) El mandamiento de hombre de guardar el día domingo como el día del Señor, fue asimilado y guardado por la gran mayoría de las iglesias que nacen de la Iglesia Católica. Refiriéndose a la bestia (Imperio Romano), en Daniel 7.25 dice: “hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley…” (Daniel 7.25) Leer: La Fiesta de Expiación
Después de Nicea, los debates sobre el asunto de la trinidad siguieron por décadas y el propio Constantino y sus sucesores fueron alternando su apoyo entre los arrianos y los partidarios de las resoluciones de Nicea. Finalmente, el emperador Teodosio estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 para aclarar la fórmula. Aquel concilio acordó colocar al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria (Wikipedia)
Bendiciones.