Pecado imperdonable
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Pregunta: ¿Existe algún pecado imperdonable?
Respuesta: ¡Por supuesto que sí! el pecado que Dios no puede perdonar, es aquel pecado del cual no nos hemos arrepentido, y el pecado del que no nos queremos arrepentir. Esto se aplica a las personas no conversas, a aquellas que no han conocido al Señor, es decir a personas que nunca han alcanzado la salvación.
Pero ¿Es posible perder la salvación, es decir, ser eliminados y ser partícipe de la muerte segunda? nos referimos a aquellos que sí han alcanzado la salvación, los que ya conocen al Señor.
Para poder contestar esta pregunta en forma precisa, debemos ver si en la Biblia encontramos a un Santo que haya tenido el Espíritu de Dios, y que nos haya aclarado el tema.
El Apóstol Pablo, el apóstol de los gentiles, cumple estos requisitos y dice: “Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. 24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9.23-27). Pablo exhorta: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” (Filipenses 2.12)
El apóstol Juan también toca el tema y sabe que la salvación se puede perder: Apocalipsis 2.4-5 “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré (removeré) tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” El v.11 confirma que existe la condición de vencer: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.” El v.26 lo mismo: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,”
En 2 Timoteo 4.8 encontramos: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” Pero en Apocalipsis 3.11 queda manifiesto que se puede perder esta corona: “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.”, destacamos que este mensaje está dirigido a los conversos de las 7 iglesias de Asia.
Leamos Tito 3.10-11: “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo,11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.” A pesar de esto, Dios acepta a quien se arrepiente, como en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15)
Pero ¿Qué dice el Señor?
Leamos: Mateo 12.31-32 “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.” La palabra del Señor es clara: ¡Hablar contra el Espíritu Santo es imperdonable! ¡No pase por alto esta advertencia! “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.” (Marcos 13.22) El apóstol Pedro lo denuncia así: “17Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. 18Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 19Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. 20Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.” (2 Pedro 2.17-22)
Tal vez usted aceptó ideas como “salvo siempre salvo” o “la salvación no se puede perder”: no se preocupe, ponga esto en mente: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5.48) Si el Señor lo invita a la perfección, ¿Por qué tendría que conformarse con menos?, si el apóstol Pablo nos insta a ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor ¿Por qué tendríamos que relajarnos?, ¿Quién ganaría con esto? “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10.26-31)