La Fiesta de Pentecostés
Shavuot
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Se celebra desde la puesta de sol del sábado 24 de junio del 2023 hasta la puesta de sol del domingo 25 de junio del 2023.
La fiesta o ensayo de Pentecostés representa el advenimiento del Espíritu Santo morando en el hombre como sello de garantía de salvación, obtenido gratuitamente por gracia* (חֶסֶד) después de haber aceptado el sacrificio de nuestro Señor Jesús de Nazaret (ישוע = Yeshúa), para perdón de nuestros pecados.
*Devoción al pacto (Jesed חֶסֶד)
“Gracia” es una traducción de la palabra “Jesed”, Strong 2617 חֶסֶד. La Septuaginta (traducción de los LXX) por lo general traduce ‘jesed’ con ‘eleos’ eλεος (misericordia). Las traducciones modernas, por otro lado, generalmente prefieren acepciones más próximas a GRACIA. Las versiones católicas actuales traducen ‘jesed’ como ‘amor’ o ‘clemencia’. La asociación de “jesed” con «pacto» evita que se confunda con una simple providencia o amor por toda criatura; se aplica en primer término al amor especial y compromiso (pacto) de Dios hacia su pueblo escogido. El pacto, poner por obra los Diez Mandamientos (*), asimismo acentúa la reciprocidad de esta relación; sin embargo, puesto que a la larga el jesed de El Dios Supremo (Elohim אֱלֹהִ֑ים) va más allá del pacto, se mantiene, aun cuando el interlocutor humano sea infiel y tenga que disciplinarlo (Isa 54.8 / Isa 54.10). Puesto que su triunfo y cumplimiento final son proféticos, “jesed” expresaría la meta y el fin de la historia de nuestra Yeshúa (יֵשׁוּעַ salvación) (Sal 85.7, Sal 85.10; Sal 130.7; Miq 7.20).
(*)(Deuteronomio 4.3, Mateo 5.17-18.Vea: Los Diez Mandamientos en el Nuevo Pacto)
Después de la Fiesta de La Pascua y Los Panes Sin Levadura -que conmemora el sacrificio de nuestro Señor- corresponde celebrar La Fiesta de Pentecostés. Esta es la única fiesta, además del séptimo día o sábado semanal, que se celebra siempre el mismo día de la semana: el día domingo (primer día de la semana).
Pentecostés significa “contar hasta cincuenta”. Para poder entender desde dónde se hace esta cuenta, debemos leer Levíticos 23.9-22 “Y habló Jehová (Yáhue o Yehová) a Moisés, diciendo: 10 Habla a los hijos de Israel y diles: CUANDO HAYÁIS ENTRADO EN LA TIERRA QUE YO OS DOY, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá (es decir, el actual domingo). 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de efa (4 kilos aproximadamente) de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin (1 litro). 14 No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis. 15 Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo (domingo), desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis CINCUENTA DÍAS (hasta el primer día o domingo); entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa (4 kilos) de flor de harina, cocidos CON LEVADURA, como primicias para Jehová. 18 Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 19 Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. 20 Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. 21 Y convocaréis en este mismo día santa convocación (siempre será el día domingo); ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones. 22 Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.”
Cuando hablamos de la fiesta de Pentecostés, nos referimos a la fiesta -o ensayo- más importante después de la Pascua. La Pascua significa que los seres humanos tenemos la salvación y la vida eterna a nuestra disposición a través del sacrificio de nuestro Señor, y podemos aceptarla o rechazarla. Para los que se han arrepentido de sus maldades, para aquellos que han sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Pentecostés representa el cumplimiento de la promesa del Padre anunciada por el propio Señor Yeshúa (Hechos 1.4-5): es la confirmación de la aplicación del Nuevo Pacto para toda la humanidad: el Espíritu de Dios morando en los salvos.
En Pentecostés comienza el derramamiento del Espíritu, que es el sello de garantía para los Santos del Señor; esto lo leemos en Hechos 2.1-21: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas […] 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? […] 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios […] 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; 20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.
La siega de la primavera en Palestina, que llega después de las lluvias del invierno, terminaba en la Fiesta de Pentecostés, también conocida como “Fiesta de las Semanas”, “Fiesta de la Siega” o “Fiesta de las Primicias” (Éxodo 23.16 / 34.22 y Números 28.26)
La gavilla de la ofrenda mecida representaba la cosecha temprana: es el tiempo de las primicias, de los primeros frutos; es una analogía con la que el Señor respalda Su Palabra. Como Pentecostés significa “contar hasta cincuenta”, cincuenta días representaba el período de la cosecha temprana. Para el caso de la fiesta de Pentecostés, la cuenta parte durante la fiesta de la Pascua, y el punto de partida es el primer día de la semana (domingo) que sigue al séptimo día (sábado) que está dentro de la semana de panes sin levadura.
En esa oportunidad, se traía al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de la siega. Esta gavilla por primicia representa a Cristo Jesús (הַמָשִׁ֥יחַ יֵשׁוּעַ Yeshúa Hamashiaj), Señor nuestro. Pasemos a 1 Corintios 15.20-23: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho […] 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo (Hamashiaj, El Mesías), las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.” En esa ocasión el sacerdote mecía la gavilla. Este zarandeo simboliza el maltrato y la muerte del Señor; leamos Juan 12.24 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” Junto con la gavilla, se ofrecía una ofrenda de harina amasada con aceite -representando la unción (Éxodo 30.25)- y un cordero de un año sin defecto, en holocausto a Jehová, el cual obviamente representa al Señor.
El que la celebración de Pentecostés siempre sea un día domingo es otra de las maravillosas profecías cumplidas que el Eterno, en su sabiduría, escondió en su palabra. Esto lo descubrimos cuando vemos la última Pascua que el Señor guardó, aproximadamente hace dos mil años, que comenzó el miércoles 14 de ese mes abib (espiga) entre la puesta de sol del día martes 13 de abib y la oscuridad del comienzo del día 14 de abib, periodo de tiempo denominado “entre las dos tardes”. En esta oportunidad, el Señor comienza a recordar la salida de los israelitas de Egipto (la Pascua), y revela en esta ocasión la dimensión espiritual de la ceremonia y establece el Nuevo Pacto (o Renovación del Pacto), tal como estaba profetizado con alrededor de 600 años de anticipación en Jeremías 31.31-34.
Pasemos a Marcos 14.22-26 “Y mientras comían, Yeshúa tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. 26 Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.” El Señor fallece el mismo miércoles 14, antes de la puesta de sol (a las 15 hrs), antes de que comenzara el día de reposo (jueves 15), reposo correspondiente al primer día de panes sin levadura, descrito por el Apóstol Juan como un día de gran solemnidad (Juan 19.31). El miércoles 14, las mujeres fueron al sepulcro y vieron cómo fue puesto allí el cadáver de Yeshúa antes de la puesta de sol, pero no pudieron comprar especias aromáticas para ungir el cuerpo, y descansaron el día de reposo (el día jueves 15 era un día de reposo -Shabbat) conforme al mandamiento (Lucas 23.54-56). Cuando pasó el día de reposo, es decir, el viernes 16, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Este vienes 16 pertenece a la semana de panes sin levadura pero no es un día de reposo (shabat), por eso las mujeres pudieron comprar y luego preparar los elementos para la unción. Al ponerse el sol ese viernes 16, comenzó el sábado 17 (este es el 7° día, día de reposo semanal para el pueblo de Dios), por lo que no pudieron ungir el cuerpo del Señor ese sábado y muy de mañana, el primer día de la semana (domingo 18) fueron al sepulcro, ya salido el sol (Marcos 16.1-3), pero el Señor ya había resucitado el sábado 17, posiblemente poco después de la hora novena (15 horas) para así cumplir con la señal de Jonás 1.17: “así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12.40) Contemos: de la hora novena del miércoles 14 a la hora novena del jueves 15, un día y una noche; de la hora novena del jueves 15 hasta la hora novena del viernes 16, dos días y dos noches; de la hora novena del viernes 16 a la hora novena del sábado 17, tres días y tres noches.
Tenemos claro que el Señor, el domingo 18 de abib por la mañana, ya había resucitado, pero aún no había subido al Padre. Esto lo leemos de Juan 20-1-18: “El primer día de la semana (domingo 18), María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Yeshúa, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto […] 11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Yeshúa había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Yeshúa que estaba allí; mas no sabía que era Yeshúa. 15 Yeshúa le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Yeshúa le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Yeshúa le dijo: no me toques más*, porque aún no he subido a mi padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.”
(*Interlineal, Griego-Español de Francisco Lacueva)
El Señor sube al Padre y vuelve a la tierra ese mismo día domingo 18. Pasemos a Lucas 24.13-49: “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios (10 Km) de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Yeshúa mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? […] 28 Llegaron a la aldea a donde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. 36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Yeshúa se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 y él lo tomó, y comió delante de ellos. 44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” (Es decir: hasta La Fiesta de Pentecostés)
El domingo 18 de abib, en medio de la última Fiesta de los Panes sin Levadura que celebró el Señor aquí en la tierra, nuestro Sumo Sacerdote se presentó como la primicia, gavilla mecida y como cordero sin mancha ante el Padre en el Santuario Celestial, “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9.24) A partir de ese domingo en que el Señor se presentó en el Santuario verdadero como primicia y fue glorificado, nuestro Señor Yeshúa de Nazaret se manifestó personalmente durante cuarenta días hasta que fue alzado al cielo (Hechos 1.3-11)
Recordemos que Israel podía demorar cuarenta días en llegar a la tierra prometida, pero a causa del pecado estuvo vagando cuarenta años por el desierto, y sólo entraron en el reposo los que aprendieron la lección. Las Fiestas Santas son una bendición para los de limpio corazón; si usted no ha salido del pecado y su corazón está divagando en Egipto, no tiene sentido que guarde las Fiestas Santas.
Antes de segar su mies y llevar al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de su siega, los israelitas no podían comer pan, ni grano tostado, ni espiga fresca hasta que ofrendaran la primicia para ser aceptados por El Eterno. Así también fue necesario que nuestro Sumo Sacerdote se presentase así mismo como ofrenda, como la primicia de espiga zarandeada, como grano pasado por fuego y como el verdadero pan del cielo, pues antes de que el Señor fuese glorificado no era posible entender la dimensión espiritual de las Fiestas Santas o Ensayos de la palabra de Dios.
El Espíritu Santo derramado a partir de la Fiesta de Pentecostés del año en que el Señor fue glorificado, nos permite entender que Yeshúa es el verdadero pan bajado del cielo. Pasemos a Juan 6.32-59 “Y Yeshúa les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo […] 35 Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás […] 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió […] 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Yeshúa les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.”
Si realmente hemos salido del pecado y de corazón vivimos para nuestro Señor Yeshúa de Nazaret, sólo entonces podremos celebrar la Fiesta de Pentecostés que se celebra una vez al año, el día domingo, cincuenta días después del día domingo en que el sacerdote ofrecía la gavilla mecida durante la Fiesta de los Panes sin Levadura. Del mismo modo, el Señor fue ofrendado y glorificado en el cielo durante la Fiesta de los Panes sin Levadura después de haber sido zarandeado y molido hasta perder toda apariencia humana por nuestros pecados para darnos la salvación y la vida eterna, confirmada con la garantía del Espíritu Santo.
El Señor hace una advertencia en Mateo 23.1-4: “Entonces Yeshúa habló a la muchedumbre y a sus discípulos, 2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3 De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.” (Biblia de las Américas LBLA). En la palabra de Dios no hemos encontrado orden alguna para cambiar el día de celebración de la Pascua, Pentecostés, sábado u otro día santo. Daniel nos advirtió que el enemigo intentaría cambiar los tiempos y la ley (Daniel 7.25): usted no cometa semejante pecado (error). Recuerde la Pascua en la que el Señor murió: el propio Caifás, sumo sacerdote de aquel año, profetizó lo siguiente: “ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.” (Juan 11.50)
El Señor desde siempre ha hablado muchas veces y de muchas maneras (Hebreos 1.1-3), entre sus nombres destacan: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Isaías 9.6). En tiempos de Abraham el Señor se presentó como Melquisedec, cuyo nombre significa “Rey de Justicia y Rey de Paz (Rey de Salem)”, sin padre, sin madre, sin genealogía; sin principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios (Hebreos 7.1-3). En la Pascua, el Señor Yeshúa de Nazaret es el cordero; en Pentecostés, Cristo Jesús es el Sumo Sacerdote.
Para el cumplimiento de la Fiesta o Ensayo de Pentecostés (contar hasta cincuenta), la cuenta se inició el domingo 18 de abib, día en que el Señor fue glorificado arriba en el cielo, en el cumplimiento de La Pascua en que el Señor estableció el Nuevo Pacto con su sangre y en la que fue molido por nuestros pecados, ensayo instituido en el Éxodo 12; pasemos a Levíticos 23. 15-17 “Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días (domingo); entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida (representa al Señor -Juan 6.35), que serán de dos décimas de efa de flor de harina (4 kg aproximadamente), cocidos con levadura, como primicias para El Eterno (Jehová)”. Cuando el sumo sacerdote humano ofrece la ofrenda, debemos destacar que esta ofrenda -aunque tiene levadura (símbolo del pecado)- es acepta por El Padre. Esto es lo mismo que ocurre con nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, quien se presenta ante el Eterno con los dos panes: un pan representa el Antiguo Pacto y el otro el Nuevo Pacto, ambos panes con levadura, ambos pactos con pecados pagados por su perfecto sacrificio. El Señor muere estando en plena vigencia el antiguo pacto, resucita, es glorificado, y el día de Pentecostés confirma el Nuevo Pacto. Recuerde que cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, luego todo Israel será salvo. (Romanos 11.25-27) (2 Corintios 3.16)
El apóstol Pablo tenía muy presente esta conmemoración; pasemos a 1 Corintios 16.8 “Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés”. Esto lo mantuvo hasta el fin de su ministerio, así lo leemos en Hechos 20.16: “Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.” Para los que tenemos el Espíritu Santo, Pentecostés es más bien una fiesta de conmemoración en honor al Eterno, un día de gran gozo porque hemos sido sellados con el Espíritu de Dios y porque somos salvos. Es un día para plantearnos sinceramente como queremos vivir:
La primera opción es seguir en Babilonia, en la confusión religiosa, mientras nuestros hijos se siguen educando en Egipto aceptando mentiras como la evolución, cuyo oscuro propósito es que quienes la estudien se comporten como animales irracionales, y sin cuestionamiento sean entregados a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, cometiendo toda clase de fornicaciones (lascivia, adulterios, relaciones sexuales fuera del matrimonio, homosexuales, casamiento con divorciadas, etc.), entrenándose para servir capital (servir al dios de este mundo: las riquezas), influenciados por necios de corazón entenebrecido, que conociendo a Dios no le han glorificado como a Dios, sino que se han envanecido en sus razonamientos. ¡No podemos ser tan ciegos! La amistad con el mundo es enemistad contra Dios. Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Romanos 1) (Santiago 4.4)
La segunda opción es decidir de corazón salir de Egipto y estar unánimes para santificarnos y unirnos a un pueblo preparado para el inminente retorno de nuestro Señor. Si de corazón no honramos al Señor, la celebración de estas fiestas no será más que una carga incomprensible, pues las cosas espirituales se han de discernir con el Espíritu Santo y si usted no tiene el Espíritu de Cristo, simplemente no es de Él (Romanos 8.9) “Este mensaje es de sabiduría, Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1 Corintios 2.6-16)
Lea:
Semana santa, otra fiesta pagana
El día de reposo, señal de bendición para siempre entre el eterno y sus hijos
La deliberada estupidización del mundo
“EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN” – Yeshúa(Mateo 24.35)
Buenas noticias para el pueblo de Dios, para los que no están en tinieblas. Nuestro Rey, Yeshúa de Nazaret, viene a establecer su reino aquí en la tierra. Él es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Tenga presente:
Amós 3.7: “Porque no hará nada Jehová (יהוה = Yáhue) el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”
Amós 8.11-12: “He aquí vienen días, dice Yáhue (Jehová) el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.”
Si al año del calendario gregoriano le sumamos los cerca de 4.000 años que hay desde la creación hasta el nacimiento del Mesías, obtenemos el año en el que estamos viviendo desde la creación del mundo; por ejemplo: 2023 + 4000 = 6023, año real desde la creación. Para obtener el año del calendario modificado por los fariseos, al año gregoriano se le deben restar 240 años y sumarle los 4000 años (aproximadamente) desde la creación hasta el nacimiento del Mesías; por ejemplo: 2023 – 240 + 4000 = 5783 año del calendario fariseo.
Este año podría reanudarse el continuo sacrificio en Israel. La Comunidad de la Biblia entiende por revelación del Espíritu Santo y el estudio de La Palabra de Dios que la continuidad de la última semana profética tiene relación con la Fiesta de Pentecostés.
La última semana profética seguiría su curso con un gran acontecimiento: serían sellados los 144.000 santos de las doce tribus de los hijos de Israel. Una vez ocurrido este acontecimiento, comenzaría el principio del fin de los reinos humanos. En esta fiesta de Pentecostés, la tierra podría comenzar a sentir los juicios de Dios. Los reinos humanos serían destruidos, comenzando con un asteroide que impactaría, posiblemente, en las costas de Puerto Rico cerca de las 22 UTC; el impacto provocaría un gran terremoto y posterior tsunami que se desplazaría hacia la costa este de los Estados Unidos de América; este acontecimiento traería caos, muerte, pestes y la destrucción gradual pero acelerada del país más poderoso del mundo para dar paso a la aparición en escena del gobierno de la bestia (Sacro Imperio Romano).
Durante la primera o segunda fiesta de Pésaj del año 2024 (abril – junio), la tierra sufriría el sonido de la primera de siete trompetas y habría granizo y fuego mezclados con sangre, y la tercera parte de los árboles se quemaría junto a toda la hierba verde; esto ocurriría cuando la tierra pase por la cola del dragón escarlata (posiblemente, el Planeta X), evento que ocurriría después de la aparición en el cielo de la señal de Apocalipsis 12.1 (ocurrida el 23 de septiembre del 2017). Debería comenzar a verse cerca de esta fiesta de Trompetas del 2023 como una estrella rojiza semejante al planeta Marte, para luego verse como una gran señal en el cielo, de un tamaño incluso mayor que el de la luna. Si lo anterior ocurre, debería caer en el mar un asteroide ardiendo en fuego del porte de una gran montaña (octubre 2024), que contaminará la tercera parte del mar, matando la tercera parte de los seres vivientes del mar y destruiría la tercera parte de las naves marinas. Las trompetas seguirían sonando hasta concluir con la final trompeta, tres años y medio después (1.260 días) del sonido de la primera (septiembre u octubre del octubre 2027), con el regreso de nuestro amado Señor y Salvador Yeshúa de Nazaret (Yeshúa יֵשׁוּעַ) para establecer su reino aquí en la tierra.
Escrituras usadas: Génesis 1.15; capítulos 13 al 15, 37 al 50; Éxodo capítulos 3, 12 al 14, 16, 20, 23, 31, 34 al 35; Levítico 23; Números capítulos 9, 28 al 29; Deuteronomio capítulos 4al 6, 8, 16; 21.18-21; Salmos capítulos 20 al 30, 116, 118, 119; Eclesiastés 9; Isaías capítulos 9, 11, 13, 17, 26, 42 al 43, 52 al 53, 56, 58, 61; Jeremías 17; Ezequiel capítulos 20, 43; Oseas 6; Joel 2; Amós 3, 5; Abdías; Jonás 1; Miqueas 4 al 7; Sofonías 2 al 3; Ageo 1 al 2; Zacarías capítulos 5 al 8, 11; Malaquías 3; Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; Hechos 1 al 2; 1 Corintios 15; 1 Tesalonicenses 3 al 5; 2 Tesalonicenses 2; 2 Timoteo 3; Hebreos 7 al 10; Santiago 4; 1 Pedro 2; 2 Pedro 3; Apocalipsis 1 al 22.
Recuerde el motivo del sacrificio de nuestro Señor: “Lo hizo para que nosotros podamos cumplir lo que la ley ordena, pues ya no vivimos conforme a la naturaleza del hombre pecador sino conforme al espíritu.” (Romanos 8.4. Biblia Dios Habla Hoy, versión popular).
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“Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.” (Apocalipsis 18.4)
Esperamos haber sido de bendición para usted y los suyos; rogamos que haya en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Yeshúa, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, fue hecho uno de nuestros semejantes.
Deseando que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Yeshúa, y deseándoles las mayores prosperidades, nos despedimos en el Señor Yeshúa de Nazaret, Amén. (Filipenses 2) (Filipenses 4.7)
Bendiciones.
Algunas escrituras utilizadas en este estudio (RVR60):
HECHOS 1.4-8 “4 Y estando juntos, les mandó (Jesús) que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. 6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
COLOSENSES 1.15-23: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.”
HEBREOS 1.1-3: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
ISAÍAS 9.6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, Príncipe de Paz.”
HEBREOS 7.1-7: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. 5Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.”
JEREMÍAS 31.31-34: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”
JUAN 6.35: “Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”
1 CORINTIOS 16.8: “Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés.”
HECHOS 2.1: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos”.
HECHOS 18.21: “sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.”